Cómo ayudar a un amigo artista emprendedor
(Las fotos de este post son todas de 2013, mi primer año con la cámara: Mis primeros viajes, mis primeros recitales, etc. Marche un agradecimiento para la gente que confió mi y en lo que hago, aún cuando ni yo mismo lo hacía. Si querés aprender a manejar tu cámara, te dejo un cursito al que podés aplicarle un descuento extra con el cupón NACHODRAMIS durante el checkout)
Arrancamos con la playlist de discos completos y, de yapa, un recital completo en YouTube, para que tengas más variedad.
Música
No Doubt en Long Beach Arena California (2002)
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Otra forma de apoyar el proyecto es comprando prints y artículos diversos con mis fotos en mi tienda internacional de RedBubble. Todavía no tengo tienda para Argentina pero espero resolverlo pronto.
Los links a Notion , Domestika y Moment son afiliados, es decir que si comprás un producto o servicio por esa vía a vos te cuesta lo mismo y yo gano una comisión.
También podés seguirme en Instagram o Behance. Que compartas mis artículos me ayuda un montón y es gratis :)
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Proceso
Hace unos días comuniqué un sorteo en Instagram para festejar el aniversario del triunfo de Argentina en la Copa Mundial de la FIFA y para intentar captar lectores hacia este newsletter (si estás leyendo esto desde Argentina y todavía es 30/12, ¡Anotate que es el último día!) que consistía en un print enmarcado de una foto que saqué en los festejos callejeros el día de la final.
No conozco al chico de la foto, él no me conoce a mí, saqué la foto y seguí caminando sin interactuar como solemos hacer los fotógrafos callejeros. Cuestión que, cuando armé el sorteo en Instagram al año de la final del mundial, una chica que nos conoce a ambos nos contactó. Ese día en los festejos había varios millones de personas en el centro de Buenos Aires, y ni él ni yo tenemos mas de 1000 seguidores, son dos cuentas de IG realmente pequeñas, y a esta chica le apareció la historia de mi sorteo e inmediatamente después la historia del chico del graffiti compartiendo una filmación de un amigo suyo mientras hacía la misma exacta pintada que yo retraté. La casualidad, las ganas de esta chica de romper la inercia de lo cotidiano, y el forro del “algoritmo” que por una vez jugó a favor de gente que no pone plata, lograron una conexión estadísticamente imposible.
¿A qué viene esta anécdota? Bueno, puede que muchas veces te hayas preguntado de qué viven y cómo difunden su trabajo las personas de tu entorno que tienen un emprendimiento o proyecto artístico autogestivo. Y la respuesta está mucho más cerca de lo que pensás. De hecho, la encontrás en el espejo, en situaciones tan hermosamente aleatorias como la que te acabo de contar. ¿No me creés? Te doy un par de ejemplos…
Mientras vos leés este newsletter en el baño de la oficina, Romina (la de Administración) y Pablo (el de Ventas) se están matando a besos en la escalera de emergencia, como lo vienen haciendo hace meses. Vos no lo sabés todavía, ellos casi que tampoco, pero se van a casar a fines del año que viene, y en breve van a empezar a buscar fotógrafo. Tu prima saca unas fotos hermosas y tiene la onda perfecta para entenderse con ellos.
Matías, tu amigo del secundario, toca la batería en una banda hace 15 años, y siempre toca en los mismos lugares espantosos. Te encantaría ir a verlo tocar, pero no tocan en Niceto un viernes a las 21, tocan en un antro en Villa Ojete el martes a las 2am. Pero no les da la nafta para tocar en Niceto, primero tienen que agotar el antro de Villa Ojete todas las semanas por dos meses. ¿Para qué vas a compartir la fecha, si además de tocar lejos hacen metal norteño postindustrial neogótico que no le gusta a nadie? Bueno, resulta que al raro del departamento de Sistemas de la empresa donde trabajás le encanta la movida under metalera norteña postindustrial neogótica y, si los conociera, re iría con sus amigos raros a verlos.
Lau, tu compañera de la facultad, hace unas agendas artesanales divinas. Mes a mes sube las mismas fotos de los mismos modelos a Instagram, y a vos ya te cansó un poco ver siempre lo mismo. El tema es que Lau está muy corta de plata, y mientras no venda esas 20 que hizo en sus vacaciones, no puede comprar los insumos para fabricar las próximas 20.
¿Te acordás del jipi divino ese que te comiste en Gesell, que regalaba microrelatos en la playa? Lo seguís en Twitter, que es como una playa 2.0 pero llena de gente de mierda. “Ojalá sacara un libro compilando todos los textitos” pensás, sin tener idea la guita que cuesta publicar un libro. La única forma de que lo publique es que tenga una preventa de al menos 200 ejemplares, y para eso tiene que tener mucha, mucha exposición. Decenas de miles de personas que vean lo que hace, miles a los que les guste, un par de cientos que además lean en papel y les cope meterse en la preventa de un random.
Tu novia pinta desde muy chica, estudió con infinidad de maestros, es realmente buena. Le gustaría dedicarse algún día a enseñar, y por ahí podría armar algún curso por la noche, pero su trabajo en ese callcenter nefasto le drena la energía y no le deja resto cerebral para armar algo así, ni para mostrar su obra en ningún lado.
Hay una línea temporal donde vos compartís una foto que te gusta de tu prima para que la conozcan tus contactos de Instagram, y esos caminos se cruzan. Lo mismo con las agendas, los relatos, la banda, las pinturas… la próxima persona que se enamore de esos proyectos puede estar entre tus contactos. Y también hay otras mil líneas temporales donde eso no ocurre, los proyectos siguen estancados, y la gente que los amaría sigue sin conocerlos.
La publicidad en redes sociales es cara, ni hablar de la tradicional, y poco efectiva salvo que tengas muy claro qué es lo que estás haciendo. La única herramienta real que tenemos para hacernos ver entre las corporaciones y el mainstream es el apoyo de la gente que nos quiere y/o disfruta de lo que hacemos.
Y no es que por compartir a uno le estás quitando posibilidades a otro. Es acumulativo, porque que le vaya bien a uno ayuda los otros, y facilita la colaboración. El de la banda, tocando en lugares más convocantes, llama al fotógrafo para tener mejores fotos de las fechas. La de las agendas saca una edición limitada con pinturas de tu novia en la portada. El de los microrrelatos hace dupla con el fotógrafo y sacan un fotolibro, que hasta puede editar la chica de las agendas. Vos sos el nexo para que todo eso pase, nadie más.
A quienes tenemos un oficio o emprendimiento creativo no nos gusta hacer difusión, preferimos estar haciendo lo que nos gusta antes que comunicarlo en lugares que siempre nos patean en contra. Este artículo en un par de días va a tener una versión grabada en formato reel de Instagram. Odio hacerlo, pero la gente está ahí. Yo preferiría estar editando fotos o armando el borrador de la próxima entrega de Focus, pero lo tengo que hacer.
Siempre que alguien atraviesa una situación compleja decís “Si necesitás algo no dudes en pedirme ayuda”. Gracias. Es ahora. Estamos atravesando una situación compleja, necesitamos ayuda y no estamos dudando en pedirte ayuda.
Muy pocas veces tenés la oportunidad de ayudar tanto a alguien con tan poco esfuerzo de tu parte. Un like, un comentario, un share, una suscripción, no te requieren dinero y apenas te cuestan unos segundos de tu tiempo, unos micro movimientos de tu pulgar, y a nosotros nos marca una diferencia enorme. Cada seguidor nuevo suma, cada cliente nos mueve la aguja, ya sea por permitirnos llegar a fin de mes dedicándonos a esto o como un incentivo que dice “es por acá” cuando estamos por rendirnos.
Te invito a pensar a qué artista/emprendedor podés regalarle difusión este fin de año (que obviamente no tengo por qué ser yo, pero siempre es bienvenido). Y si sos un artista, te invito a compartirle este post a tus seres queridos, si sentís que te representa y expresa lo que siempre les querés explicar y no sabés cómo.
¡Gracias por leer!
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